La institucionalidad parchada

La institucionalidad parchada

El Perú está pasando por una crisis política muy profunda, sumada ya a la crisis sanitaria y social. Estamos frente a hechos que lo único que han generado han sido violencia, polarización, incertidumbre, caos y zozobra.

Pero estos hechos solo son la consecuencia de una carrera que empezó desde finales del siglo pasado, con la crisis de los partidos políticos; el ingreso a la política de gente sin formación ciudadana; la creación de instancias regionales con competencias poco claras, que solo fueron trampolín para muchos personajes para llegar al congreso o incluso llegar a cargos altos en los gobiernos, con lo cual destruyeron aún más la confianza del pueblo en sus instituciones, porque hicieron de la gestión pública el camino ideal  para que transite la corrupción.

Hoy tenemos un país muy polarizado. Esta polarización no es gratis, sino es consecuencia de muchos factores, como la decepción ciudadana, que es poco escuchada y encontró en la movilización social un vehículo para defender derechos. Esto también es aprovechado por algunos sectores de la sociedad, que buscan exacerbar ánimos para allanar un camino al poder.

Hoy somos una sociedad con una institucionalidad parchada, ya que hemos perdido la importancia de la legalidad y su fuerza en un estado, con miembros que puede o no respetar un policía, un ministro o un presidente y que lo único que cuenta es lo que se diga en la calle, convirtiendo nuestra democracia en una oclocracia. Hemos hecho que la corrupción sea parte de nuestro día a día y muchas veces tiene mayor efectividad que lo que sería correcto.

Esta institucionalidad parchada ha logrado que el Perú carezca de líderes y que solo produzca caudillos enanos;  que cambie constituciones políticas como presidentes; que tengamos abundantes partidos políticos como leyes ineficaces; que tengamos una clase política mercantilista y apolítica; un país con ciudadanos con hambre y frustración, un país con un sistema de justicia politizado. Este país necesita reconstruir ya su institucionalidad, pues será la única forma de tener lo que tanto anhelamos los peruanos: salir de la crisis, confianza en el futuro, líderes y no caudillos. Necesitamos una sociedad con oportunidades para todos los peruanos y vivir en una verdadera y plena democracia, que ya nos toca.

 

Artículo publicado en Noviembre  del 2020, en el suplemento Contra Poder de Expreso

 


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